martes, 8 de abril de 2008

Para la clase del 14 al 17 de abril

Instrucciones:
Lee el apartado que te tocó y llévalo a la clase preparado (destaca ideas principales, cuestionamientos, dudad). Al final del mensaje aparecen la distribución de autore por alumno.
1) La clase tendrá cinco momentos
Exposición del maestro:
2) Primera parte del trabajo: todos los alumnos/as que tienen el mismo autor se reunirán para aclarar dudas y copartir ideas.
3) Segunda parte: trabajo en equipos, en cada equipo habrá un alumno/a que haya estudiado cada autor. La mayoría de los equipos serán de cuatro alumnos, en algunos grupos habrá dos o tres equipos de 5 alumnos/as. Cada alumnos realizará un trabajo personale que se dará a conocer en el momento de la clase. El trabajo se revisará ahí mismo.
4) Tercera parte: conclusiones generales.

Autores:
Rousseau: La inocencia original.
Rousseau y Hegel constituyen casos verdaderamente únicos, porque son filósofos que han secularizado la teología. En Rousseau toda la aventura humana está representada en los mismos términos que en la Escritura: desde el estado de inocencia original hasta la caída y la redención. Pero este ritmo triádico de inocencia, caída y redención se resuelve en términos puramente humanos. El pecado es rechazado, porque al principio el hombre era absolutamente inocente (se podría decir: Rousseau o la inocencia original, en vez del pecado original). Pero el ginebrino afirma también la involuntariedad de la caída, que es quizá la negación más absoluta del pecado.
En el principio sitúa un hombre absolutamente inocente, que vive en armonía con la naturaleza, pero que sale de ella por un suceso misterioso que no les es imputable. Apartado sin culpa de la originaría condición de felicidad perfecta, de quietud, de absoluta tranquilidad, el hombre «cae». ¿De quién es la culpa? Rousseau es categórico: de la sociedad; la entrada en ella es el equivalente de la caída de Adán. Entrar en la sociedad significa hacer triunfar lo exterior sobre lo interior, la apariencia sobre el ser, la lucha sobre la tranquilidad. ¿Cómo se sale de esta condición de decencia en la que cada uno trata de aprovecharse del otro y de dominar a los demás? La solución es doble: en un primer momento, para Rousseau se sale de la caída en lo social mediante la constitución de una «sociedad perfecta», en la que el individuo se consagra plenamente al "todo» social, renunciando por completo a su individualidad que ha sido corrompida en el proceso social anterior.
Esta primera solución roussoniana, la más conocida, hace de la sociedad política el todo perfecto y perfeccionado. La segunda solución es la última en la aventura existencial de Rousseau. Advirtiendo el fracaso de sus ideas, propuso indirectamente, y con el ejemplo de su vida, el retorno del individuo a la naturaleza y a la soledad en ella.
Por tanto, el pecado no es nunca del individuo (porque el individuo era originalmente bueno), sino que deriva de la relación social: la sociedad es culpable, y sólo la sociedad perfecta puede redimir. Y si ésta no lo consigue, la naturaleza.

Hegel: El estado salva.
La solución de Hegel es distinta. Podría definirse como una solución realista, porque para Hegel el pecado original señala el nacimiento del hombre. No es una caída, sino el despertar, la toma de conciencia del hecho de ser hombre y, por tanto, la renuncia a la ilusión de ser Dios. El pecado original es el primer signo de lo más típico del hombre: la actividad, el hacer. Pero también para Hegel hay una caída, cuando el individuo advierte la ruptura entre su propia conciencia, portadora de universalidad, y el empirismo de la realidad y de los demás. Para superar esta escisión, el individuo se reabsorbe en la sociedad política, en el Estado: encontraba así en la sociedad su dimensión real de ser limitado, y se complementará en un todo humano, social, que le dará su perfección histórica.
También en el caso de Hegel el individuo, al principio, carece de culpa, pero no se basta a si mismo, y para salir verdaderamente de su condición limitada debe ser absorbido en la sociedad ético-política: el Estado.

Saint-Simon: Dormir la naturaleza.
Para Saint-Simon, pensador de Ios orígenes del positivismo, el mal consiste en el poder del hombre sobre el hombre, que es la consecuencia de un hecho externo: la escasez o la ausencia de bienes que obliga a los hombres a luchar entre ellos. Este mal desaparecerá cuando, a través de la organización científica de la sociedad, el hombre —en vez de tratar de dominar a los demás hombres— se dedique a dominar la naturaleza. Aquí se abre otra dimensión, desconocida hasta entonces por el pensamiento moderno: la regeneración del hombre mediante el dominio social de la naturaleza.
Una vez más, no es el individuo en si mismo la fuente del mal, sino que ésta es algo externo; no es ya la sociedad corrompida de Rousseau o la conciencia dividida entre individualidad y sociabilidad de Hegel, sino el ambiente exterior, la condición de vida en la que se encuentra el hombre: la pobreza.

Marx: La propiedad corrompe
Tampoco para Marx el individuo es en si mismo pecador o culpable; quien puede hacer el mal o decide hacerlo es la organización social. Un cierto tipo de organización —la que se funda sobre la propiedad privada de los medios de producción— hace presente al mal entre los hombres y les obliga a cometerlo. La revolución, el cambio de la relación de producción, llevará a una sociedad perfecta y, por tanto, a la liberación total del hombre.
En todas estas posturas filosóficas se afirma, directa o indirectamente, que no es el individuo singular quien peca, sino la condición infeliz de cada uno, que debe ser superada, o la organización social que está equivocada. Temáticamente, estas cuatro grandes posturas son las que dominan la cultura moderna directa o indirectamente. Sus huellas pueden encontrarse en los periódicos, si alguien tuviese la paciencia de analizarlos. El hecho es que estas cuatro son las principales directrices del pensamiento y los cuatro sentidos en los que se niega la idea del pecado; dominan toda la cultura (por lo menos la externa) y la llamada «civilización» de nuestro tiempo.
Esquematizando sus planes operativos, pueden dividirse en dos grandes líneas. En la primera, el individuo solo no se basta para salvarse del mal, del pecado, misión que corresponde a la sociedad bien organizada, a la sociedad perfecta o al menos reformable. En la segunda (representada por el Rousseau de la segunda época) el pecado está, en cambio, en la sociedad in se y per se, y es necesario huir de ella.
Son dos soluciones radicales: no hay término medio entre ellas y ninguna admite la presencia de un principio distinto. O el individuo es completamente bueno, y entonces es preciso huir de la sociedad, o el individuo es completamente insuficiente y por tanto necesita recurrir a la sociedad. En ambos casos se indican vías de salvación uniformes que no admiten complejidad dialéctica.

Distribución de alumnos:
6 - 1

Rousseau: Yolanda - Grettel - Blanca - Sara Alicia - Clarissa - Enrique K. - Geralyne - Ana Hellen - Andrés - Miriam

Hegel: María Del Pilar - Odette - Monserrat - Luis Felipe - Lizeth Alejandra - Cynthia Karen - Mariana - Ana Karina - Jeanette - Diana Carolina

Saint – Simon: Rogelio - Ana Graciela - Hilda Lisseth - Mónica Marlenne - Magaly - Adrián Andrés - Luisa -
Rocío Cecilia - Mariela

Marx: Fernando Arturo - Marcela Diana - Guillermo Alejandro - Javier - Ana Rosa - José Carlos -
Martha Eileen - Ricardo Fernando - Martha Alicia

6 – 2
Rousseau: Alfredo - Esteban Eduardo - Fernando - María Fernanda - Raúl Antonio - José Rodrigo - Jesús

Hegel:Laura Patricia - Ramón - Jesús Dario - Ricardo - Rodrigo - Arturo - Ana Patricia

Saint – Simon: Mario Alberto - Leslie - Gerardo - Eglantina - Karen Celeste - Daniel Alejandro - Aldo

Marx: Gabriel Alejandro - Andrés Alejandro - Anna Rosa - Roberto Iván - Ana Karen - Jorge Isaac - Nilse María

6 – 3
Rousseau: Luis José - Lorena - Jorge Ernesto - Blanca Denisse - Luis Ignacio - María Fernanda Núñez - Alessandra - Carmen Adriana - Rafael

Hegel: Andrés De J - Alda - Joyce - Bertha - Ivonne – Mercedes - Antonio - Mónica - Jorge Rafael

Saint – Simon:
Erick - Karen Estefanía - Ruth Gisela - Erick Gerardo - Enrique - María Fernanda Palma - Alejandro - José Gilberto - Marianna

Marx: Michel - Ricardo - Jorge Armando - Andrés - María Susana - Guillermo - Arantza Zu - Diego

6 – 4
Rousseau: Héctor - Sonia Florentina- César David - Brenda Marilu - María Teresa Gorbea - Héctor Manuel - José Luis - Sandra Angélica - Cristina Marcela

Hegel: Violeta Yazmín - Samuel Alfonso - María Lucía - Melissa - Fernando - Melina Patricia - Diego Alonso - Ana Cristina - Ximena Azalia

Saint – Simon: Beatriz Elena - Raúl Alejandro - José Joaquín - Denise - Marian – Alejandra Méndez - Gerardo - Marco Antonio

Marx: Beatriz Camacho - Jaqueline Michelle - Efrén Francisco - María Teresa Glz. - Mayra Alejandra - Alejandra Meza - Luis Aurelio - Juan Luis -

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