lunes, 25 de febrero de 2008

El festín de Babbete

En 1871, durante la guerra Francia - Prusia, Babette pide asilo en el en el alejado hogar de dos hermanas que vieven en un pueblo danés. Después de 14 años de servicio, Babette pide un favor: que le permitan organizar una cena francesa en honor del aniversario de nacimiento del padre (ya difunto) de las hermanas Filippa y Martine.

Trabajo para la semana del 3 al 7 de marzo (se envía a mjduron@gmail.com)

a) Reele el documento de Luis González - Carvajal ¿Quién es un cristiano?

b) Tomando en cuenta las ideas de este texto y de acuerdo a la película, elabora un ensayo que responda las siguientes preguntas:

· ¿Cuál es la situación que plantea la película? ¿Cómo se desarrolla? ¿Qué símbolos usa?
· ¿Cómo viven o enfrentan esta situación los presonajes?
· ¿Qué soluciones plantea la película a la situación ?
· ¿Cómo se realiza el desenlace en el final de la película? ¿Qué cosas no toca o deja sin resolver?

Requisitos del trabajo:
a) de Formato: Datos personales en el attachment o asunto en el e-mail y en el trabajo para ubicarlo fácilmente (nombre y grupo); título del trabajo; tipo de letra Arial tamaño 12; espaciado 1.5; extención máxima 750 palabras (mínima 500); buena ortografía (de 15 a 20 errores dependiendo de la extensión).
b) de Contenido: vinvulación explícita de la película con el texto; estructura gramatical adecuada, capacidad de aplicación, análisis y síntesis, conclusión (sobre la película, el trabajo, las ideas reflexionadas y/o lo aprendido.
¿Dudas? Pregunta o envía un correo.
El título de este archivo es un vínculo a un sitio donde se encuentra un comentario a la película.

¿Quien es un cristiano?

Una historia de los tiempos de Jesús cuenta que un día se presentó un pagano al célebre rabino Schammay y le dijo que se convertiría a la religión judía si era capaz de explicarle su contenido en el tiempo que es posible permanecer apoyado sobre un solo pie. No nos importa aquí lo que respondió el rabino, sino pensar qué respuesta daríamos nosotros si alguien nos preguntase por el cristianismo en los mismos términos.

¿Una moral más exigente?
La Constitución soviética de 1936 dice en su artículo 12: "El trabajo en la U.R.S.S. es, para todo ciudadano apto, un deber y un honor, según el principio: 'El que no trabaja, no come".

Su notable semejanza con el principio paulino ("Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma": 2 Tes 3, 10) nos lleva a preguntarnos si no será inútil querer definir al cristianismo por unos contenidos éticos específicos. Aun seleccionándolos entre los que parecen más originales (el amor a los enemigos, por ejemplo), siempre acabaremos encontrando alguien que los defienda fuera de la Iglesia y quizá, incluso, quien los viva mejor que nosotros (piénsese en Gandhi).

Desde luego, se podría observar negativamente la falta de fe del que obra (o al menos su incoherencia), puesto que la fe -si bien no señala un camino específico- veta algunos caminos que otros hombres sí creen poder recorrer. Siempre que se instrumentalice al hombre, siempre que se quiera utilizar medios malos para alcanzar fines buenos, etc., la fe veta.

Pero cuando las obras están “bien hechas”, es inútil querer encontrar en ellas un “sello” especial que distinga las que fueron realizadas por cristianos: no existe la física cristiana, ni la paternidad cristiana, ni la política cristiana…Las obras exteriores del hombre éticamente maduro coincidirán con las del cristiano responsable. Esta convicción fue expresada ya en el antiquísimo Discurso a Dogneto:

"Los cristianos no se distinguen de los demás hombres ni por su tierra, ni por su habla, ni por sus costumbres. Porque ni habitan ciudades exclusivas suyas, ni hablan una lengua extraña, ni llevan un género de vida aparte de los demás (...), sino que, habitando ciudades griegas o bárbaras, según la suerte que a cada uno le cupo, y adaptándose en vestido, comida y demás género de vida a los usos y costumbres de cada país, dan muestras de un tenor de peculiar conducta, admirable, y, por confesión de todos, sorprendente. Habitan sus propias patrias, pero como forasteros; toman parte en todo como ciudadanos y todo lo soportan como extranjeros; toda tierra extraña es para ellos patria; y toda patria, tierra extraña. Se casan como todos, como todos engendran hijos...".

¿Cristianos "malgré leurs”?[1]
Si la vida exterior del cristiano y la del no cristiano no tiene por qué distinguirse positivamente, si el no cristiano puede hacer obras tan buenas como el cristiano, ¿no deberíamos deducir de ahí que muchos hombres son cristianos sin saberlo?

Ya desde antiguo se planteó esta cuestión. Por ejemplo, San Gregorio Nacianceno, con ocasión de la muerte de su padre –convertido tardíamente a la fe cristiana- decía:

“Él, aún antes de haber llegado a nosotros, ya era nuestro. Se identificaba con nosotros por sus costumbres. Porque, así como muchos de los nuestros no lo son en realidad, alejados del cuerpo común por su modo de vivir, así, por el contrario, muchos de los que están fuera son nuestros, en tanto que anticipan la profesión de fe con su estilo de vida. Sólo les falta el nombre, pues tienen la sustancia de la cosa. También mi padre era de éstos, rama ajena pero orientada dinámicamente hacia nosotros pos su estilo de vida".

De hecho, no pocos teólogos han dado ese paso. Karl Rahner habló en otro tiempo de los "cristianos anónimos"; Paul Tillich, de la "Iglesia latente"; Edward Schillebeeckx, de la "fe implícita"; Jacques Grand'Maison, de "una Iglesia fuera de la Iglesia"...

Es cierto que los defensores del cristianismo anónimo no pretenden utilizar tal nomenclatura cuando están hablando con un incrédulo, sino solamente en el lenguaje intracristiano, pero no es menos cierto que inevitablemente trasciende y en ningún sitio se encontrará un ateo, musulmán o hinduista serio que no considere una insolencia verse convertido en cristiano "malgré lui", sin su consentimiento.

Todavía resultará más intolerable si, dando un paso más, a los "cristianos indignos" nos permitimos llamarlos "ateos anónimos"; con lo cual convertimos a todos los hombres buenos, quieran o no, en cristianos, y a todos los malos, quieran o no, en ateos.

¿Qué pensaríamos nosotros si un budista nos considerara benevolentemente como "budistas anónimos"? De hecho, ya Feuerbach nos trató de "ateos anónimos": "Mi ateísmo -escribió- no es otro que el inconsciente y efectivo ateísmo de la humanidad y la ciencia moderna, pero hecho consciente, explícito, declarado."

Pues bien, aun cuando sea cierto que todos podemos tener convicciones inconscientes diferentes de las que conscientemente profesamos, creemos que es necesario respetar en cada cual lo que dice ser, so pena de que todos seamos capitalizados por cualquier creencia o increencia como adeptos inconscientes.

La lección de teología de un marxista
Ya hemos visto por qué no parece acertado pastoralmente hablar de "cristianos anónimos". Demos ahora un paso más: ¿Qué decir teológicamente de semejante expresión?

En los años setenta, un reconocido filósofo marxista Roger Garaudy, sorprendió a propios y extraños. Este hombre –que había dicho en 1965: “He aprendido a respetar la fe cristiana, que, no obstante, nunca compartiré”- publicó en 1972 un libro que terminaba así:

"Durante toda mi vida me he preguntado si yo era cristiano. Durante cuarenta años me he respondido que no. Porque el problema estaba mal planteado: Como si la fe fuera incompatible con la vida del militante. Ahora sé que ambas se unifican. Y que mi esperanza de militante no tendría más fundamento que esa fe."

Sin embargo, tres años después, respondiendo a una pregunta en un debate organizado por las A.C.L.I. (Associazione Cattolica Lavoratori Italiani), rectificó:

"Si digo que no soy cristiano es por un motivo para mí fundamental: Yo no consigo rezar. La oración plantea la suposición de que se discute, de que se está en diálogo con alguien; yo no he hecho nunca esta experiencia; lo siento. La experimento, la siento como una disminución esta esperanza fallida. He aquí por qué no me atrevo a decir que soy cristiano”.

Así, pues, en un primer momento Garaudy pensó que durante cuarenta años había sido un "cristiano anónimo", pero pronto se corrige a sí mismo: Ni antes ni después ha sido cristiano porque, aunque sus convicciones coinciden con las del cristianismo, no ha tenido nunca una experiencia personal de Jesucristo: No consigue rezar.

Y es que, en efecto, resulta insuficiente una relación con Jesús definida sólo por tomar el relevo de su "causa" de justicia y libertad para todos los hombres. Sabiendo que no hay que confundir la fe con las creencias, ni con sus exigencias éticas; que la fe, antes que nada -lo vimos en el capítulo anterior- es el encuentro personal con Cristo, hablar de "fe implícita" es tan contradictorio como decir "círculo cuadrado" o "hierro de madera".

Desde el Nuevo Testamento los cristianos se han caracterizado por el reconocimiento explícito de Cristo; por la confesión de su nombre. Son los que "confiesan con su boca que Jesús es Señor y creen en su corazón que Dios le resucitó de entre los muertos" (Rom 10, 9). Es verdad que no sirve para nada limitarse a decir "Señor, Señor" (cfr. Mt 7, 21), pero decir "Señor" es el rasgo distintivo del cristiano.

El cristianismo es opción personal. No es una especie de "convenio colectivo" que coge a todos los hombres buenos por el hecho de serlo, quieran o no. Si estiramos tanto la palabra "cristiano" que llega a ser sinónimo de "hombre justo", o estiramos tanto la palabra "oración" que acaba identificándose con la vida, etc., hemos convertido en inútil el lenguaje. Hablar de "fe implícita" o de "cristianismo anónimo" es en muchos hombres la confesión desoladora de una total inexperiencia de Dios. Y es importante señalar esto, porque en bastantes cristianos está empezando a hacerse realidad lo que había preconizado Feuerbach: La teología cristiana deviene antropología y se hace incapaz de decir Dios a los hombres.

Es evidente que Dios actúa también en los no creyentes. San Clemente de Alejandría decía bellamente: Homero profetiza sin proponérselo, Platón se expresa como discípulo del verbo, los poetas han sido catequizados por el Espíritu. Y el Concilio Vaticano II lo afirma repetidas veces que en los pueblos no cristianos hay también "verdad y gracia" debidas a una "secreta presencia de Dios"; que las demás religiones tienen no poco de "bueno y verdadero" "por divina disposición"; hasta el punto que "la Iglesia lo juzga como una preparación al Evangelio". En otro lugar afirma que Dios ha puesto "semillas de contemplación" en "las antiguas culturas antes de la predicación del Evangelio". Pero sólo cuando el hombre, tomando conciencia explícita de esa presencia de Dios en su vida, proclama con la boca a Jesús de Nazaret como su Salvador podemos decir que ese hombre es cristiano.

Hacemos nuestras las siguientes tesis de Hans Küng:
1. No es cristiano todo lo verdadero, bueno, bello y humano. Nadie puede negarlo: También fuera del cristianismo hay verdad, bondad, belleza y humanidad. Sin embargo, es legítimo llamar cristiano a todo lo que, en la teoría y en la praxis, tiene una relación positiva y expresa con Jesucristo.

2. No es cristiano todo hombre de verdadera convicción, sincera fe y buena voluntad. Nadie puede olvidarlo: También fuera del cristianismo hay verdadera convicción, sincera fe y buena voluntad. En cambio, es legítimo llamar cristianos a todos aquellos cuyo vivir y morir está últimamente determinado por Cristo.

3. No es Iglesia cristiana todo grupo de meditación o de acción, toda comunidad de hombres comprometidos que, para salvarse, procuran llevar una vida honesta. Jamás se debería haber puesto en duda: También en otros grupos fuera de la Iglesia hay compromiso, acción, meditación, honradez de vida y salvación. En cambio, es legítimo llamar Iglesia cristiana a toda comunidad, grande o pequeña, de personas para las cuales sólo Jesucristo es el último determinante.

4. No hay cristianismo en todas partes en que se combate la inhumanidad y se realiza la humanidad. Es una verdad manifiesta que fuera del cristianismo -entre judíos, musulmanes, hindúes y budistas, entre humanistas poscristianos y ateos declarados- se lucha contra la inhumanidad y se promueve la humanidad. Sin embargo, no hay cristianismo más que donde, en la teoría y en la praxis, se activa el recuerdo de Jesucristo."

Lo específico cristiano
Ahora podemos resumir nuestras conclusiones:

El cristiano no se distingue de los demás por las obras exteriores que realiza, pero sí por su interioridad de creyente: por su fe en Jesús de Nazaret. Eso es lo específico cristiano. El creyente hará las mismas cosas que el no creyente, pero sus motivaciones se basan en la fe, la cosmovisión en que encuadra su compromiso procede de la fe, el sentido de su vida se lo ha dado la fe.

En cuanto a los hombres honestos que rechazan el cristianismo, respetamos lo que quiren y declaran ser. No les hacemos ni buscar ni encontrar a Dios a pesar suyo. Sin embargo, nos atrevemos a expresar con sencillez nuestra fe: nuestro Dios les busca, y sin duda les encuentra, por caminos que nosotros ignoramos.


[1] Traducción: se refiere “a pesar de ellos”, es decir, de ellos como personas.

Tomado de "Esta es nuestra fe. Teología para universitarios". Luis González Carvajal.

viernes, 15 de febrero de 2008

PARA TODOS

Lleva tu BIBLIA al examen el día que te corresponda.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Para el Examen Bimestral - Avisos

En las últimas semana el servidor de la escuela se ha "colapsado" de manera que algunos de sus trabajos enviados no llegaron a mi correo.

Te pido que todo trabajo, tarea o duda vaya dirigido a a mi nueva dirección de correo mjduron@gmail.com ("eme"-"jota"duron...)
De la manera más atenta te pido que el día del examen lleves una PLUMA DE TINTA AZUL, no es por chiflado, sino que son muchos los exámenes y trabajos que tengo que revisar y es MUCHO MÁS FÁCIL leer las respuestas en TINTA AZUL pues resaltan, a diferencia de la tinta negra.

Contenido para estudiar
  • Lectura ¿Qué significa Creer? (Hans Küng)
  • Lectura: La Fe: ¿conocimiento o sensación de Dios? (Luis González-Carvajal)
  • Dei Verbum (contenido de la Constitución Dogmática y Síntesis expuesta en la clase)
Recuerda que el valor del examen es 40% de la calificación.

El día del examen te pido que llegues con la Auto Evaluación que incluya
(ya sea en viñetas o en un texto, puede ser en hoja recliclada, pero NO ESCRITO CON LÁPIZ)
  • Aprovechamiento
  • Participación
  • Interés
  • Desempeño.
Como aclaración: Alguien que llega tarde, que no entrega entrega a tiempo los trabajos, que se duerme en clase o se la pasa platicando, haciendo otra cosa o haciendo NADA, evidente que no puede tener nota alta en la Auto Evaluación.
La Auto evaluación se entrega antes de iniciar el examen.